lunes, 5 de octubre de 2009

Porque apoyar la nueva ley de comunicación

Escrito por Direccion Nacional
Sábado, 03 de Octubre de 2009 19:39
Sería un error minimizar la estupenda posibilidad que representa poner en el centro del debate público a las políticas de comunicación. La decisión del gobierno nacional de lanzar el anteproyecto de ley de Servicios de Comunicación Audiovisual se da en un contexto de gran complejidad política. Ello nos desafía a inscribir nuestro análisis en el terreno de las disputas políticas que atraviesan nuestro tiempo desde las particularidades que les son propias al fenómeno comunicativo.

Es cierto que la democratización de las licencias en un sistema de tercios, la asunción de la comunicación como derecho humano y la irrupción de espacios para la participación colectiva en el diseño y seguimiento de las políticas de comunicación son avances innegables.

También es destacable que se ponga fin a uno de los dos instrumentos estratégicos en materia de legislación que se mantiene desde la dictadura genocida. Del mismo modo, si nos atenemos al articulado de la propuesta, podemos reconocer algunos puntos grises que generan incertidumbre sobre el desarrollo concreto de su potencialidad transformadora.

De cualquier modo es oportuno señalar que esta propuesta promueve un escenario mucho más favorable para el despliegue de la batalla cultural, y esto es en sí mismo una cuestión determinante para quienes asumimos la centralidad de la lucha ideológica en la estrategia revolucionaria.

Antes de seguir es pertinente hacer un señalamiento que nos ayude a no caer en debates legalistas o en determinismos idealistas: el poder de los medios es inversamente proporcional al grado de articulación del tejido social. Aceptando esta premisa, decimos que debemos preocuparnos del problema de la regulación de la actividad de los medios, pero de lo que realmente se trata es de recuperar la capacidad de organización popular y política.

Apropiadores y expropiadores

La historia de la lucha de clases puede resumirse en la acción apropiadora de las clases dominantes y la expropiación a los apropiadores que las clases populares deben promover para su liberación. La apropiación simbólica del sentido fue el modo en que el bloque de poder ha logrado validar sus intereses sectoriales al presentarlos socialmente como valores universales, naturales e indiscutibles.

Es así que los contenidos que emiten las cadenas mediáticas tienen una función estratégica. En realidad toda actividad comunicativa se ubica en la dialéctica del poder: lo construye o avala, lo cuestiona o lucha por su destrucción. La expropiación de la capacidad de emitir mensajes masivos es, entonces, tarea irrenunciable para la transformación social.

Toda medida que tienda a redistribuir la palabra es, por esto, un acto de expropiación que debe orientarse a la lucha emancipadora. Los espacios para las organizaciones y para el Estado previstos en la propuesta legislativa (dos tercios del total) representan el aspecto más radical del anteproyecto y deben ser aprovechados en ese sentido, sin olvidar que la tarea no se agota en gestionar más emisoras. La prensa, decía Lenin, tiene una función organizadora, debe pensarse como un instrumento para la rearticulación social. Los receptores pasivos y atomizados son una necesidad para el sostenimiento de modelos de exclusión.


Coyuntura de discusión de la nueva ley.

La primera dimensión, de más largo aliento y menor visibilidad, es la que tiene su lugar en la base material o modelo de acumulación. La crisis integral del capitalismo es el marco donde los intereses económicos de las grandes corporaciones, con fuertes intereses en las industrias culturales, van a intentar promover una salida de carácter regresivo.


La segunda, más inmediata, tiene lugar en el aparato ideológico que reproduce los intereses de las clases dominantes. Los principales medios de comunicación juegan hoy un papel deslegitimador de aquellas políticas promovidas por el gobierno nacional. Asumen, ante la debilidad de las estructuras diligénciales opositoras, la función de contrarrestar todos los cuestionamientos al sistema hegemónico de valores. Los medios privados son el escenario para la reconstrucción política de la derecha barbárica en aquellos lugares donde el Estado y los pueblos avanzan, con mayor o menor decisión, en la constitución de modelos de confrontación con los intereses imperialistas. En ese sentido es necesario ligar el comportamiento destitúyete de las corporaciones mediáticas en Argentina, Venezuela o Bolivia.

La tercera dimensión anida en el propio seno del armado político oficial. Se trata de actuar sobre aquellas contradicciones que potencialmente ponen un techo a las transformaciones que en materia de política comunicacional se están impulsando.


Enemigo principal

El apoyo unitario de los sectores populares y democráticos a la nueva legislación debe ser consecuencia, entonces, de una caracterización minuciosa del enemigo principal. Debemos considerar que la oposición golpista y las empresas concentradas van a resistir este proyecto llegando incluso al ridículo a la hora de argumentar sus posiciones.

Un ejemplo claro de esto son las declaraciones conjuntas de Elisa Carrió y Gerardo Morales: «si para defender la libertad de expresión es necesario apoyar a las grandes empresas, lo vamos a hacer». Es llamativo y sintomático como la derecha recurre en todo el mundo a ese fetiche para ocultar sus intenciones.

Mientras Cobos y los terratenientes golpistas de la mesa de enlace, plantean demorar la discusión hasta el recambio legislativo, cuestionado la legitimidad del congreso actual; haciendo clara defensa de sus intereses de clase. Algunos sectores del campo popular confunden la discusión de gobierno Sí gobierno No, sin apreciar el contexto global, donde se da la nueva posibilidad de democratización la palabra, dando un nuevo punto de partida para seguir profundizando las discusiones.

Debemos entender esta propuesta de ley no como «la propuesta del gobierno» sino como el instrumento que resultó posible entre los principios levantados en casi tres décadas de lucha y la determinación de la actual correlación de fuerzas. Entonces, será posible su aprobación si las organizaciones del campo popular, que históricamente han reclamado por una nueva regulación, suman su esfuerzo a aquellas otras organizaciones que hoy descubren los potenciales beneficios de la redistribución de señales.


Estado versus mercado

Como en otras ocasiones en que el actual gobierno impulsó políticas de Estado con sesgo intervencionista -estatización de Aerolíneas y de fondos previsionales, retenciones a las exportaciones, etcétera- volvemos a estar bajo el paraguas de la batalla estratégica sobre la capacidad reguladora del Estado.

El exacerbado predominio que alcanzó el mercado financiero especulativo en la etapa neoliberal del capitalismo trajo como consecuencia la hiperconcentración de la producción y circulación de contenidos mediáticos. La vieja ley de la dictadura fue adecuada a los tiempos «democráticos»: la acumulación sin límite y la subordinación de la política a la lógica mediática son dos fenómenos que se explican el uno al otro. Por esto, toda regulación que ponga límites al proceso de concentración contribuye a desandar aquel círculo vicioso.

Convocatoria

La Federación Juvenil Comunista Argentina convoca a todos los sectores juveniles de nuestro país, los de izquierda, progresistas y antioligarquicos, a las agrupaciones estudiantiles, partidos políticos y organizaciones sociales, a movilizarse activamente y participar del debate y tratamiento del proyecto que puede poner fin a una de las grandes taras políticas que nos lego la última dictadura militar y avanzar así en las transformaciones democráticas tan necesarias en nuestro país.